miércoles, 31 de julio de 2019


Se acercó a mi  pasando su brazo por mi hombro, me dijo: que loca estás,  cuando te escucho pienso ,  es graciosa, su mano seguía en mi hombro y me hablaba como si fuese yo  un perro pachón, mis “rabietas feministas” le resultaban graciosas.

Si, este es el día a día de una feminista graciosa, que mis cosas, mis ocurrencias, son graciosas
Y así me muevo entre necios, entre hombre incultos sin un ápice de ingenio, de inteligencia, más semejante a una ameba, que me hablan con condescendía como si solo por el hecho de ser un varón, tengo que darle un valor mayor  a sus palabras  y  poner en el  lugar de rabietas mis reivindicaciones feministas..

No hace falta inteligencia para sobrevivir, las amebas son seres que sobreviven desde el comienzo de la vida en la tierra y no necesitaron nunca cerebro, pero en este nuestro mundo de humanos el cerebro nos diferencia.

No me importa razonar con hombres  o mujeres pero no tengo tiempo para razonar con amebas, así que cuando me callo no otorgo, solo me protejo  del agotamiento mental que me supone discutir con personas que no amplían su visión del mundo más allá de lemas, lemas que repiten como mantras, cansinos y agotadores, que no dudan nunca ante una afirmación solo porque siempre se ha hecho así, que no dudan ni de sus propios pensamientos, que no aceptan su ignorancia, que presumen como nadie de certezas,  me cansan, me sobrepasa la estupidez y sobre todo la condescendencia..